2013

Siendo 13 mi número de la suerte, siempre pensé que el 2013 sería mi mejor año, y bueno, más bien ha sido mi peor pesadilla, el año en el que he perdido lo que más quería y por lo que más luchaba, con dientes y con uñas. Pero bueno, ya sabéis de lo que hablo. Shit happens. Supongo.

El caso es que si me pongo a contar las parejas que conozco que se han roto este año es un no parar. Y no hablo de rollitos de un mes que se tiran los trastos a la cabeza y deciden que en la cama de otro estarían más agusto, sino que hablo de parejas consolidadas. Esas parejas que te esperabas más el dong dong de las campanas de la iglesia, que el snif snif del que acaba con el corazón partido. Y aquí no vale eso de mal de muchos consuelo de tontos. A mí no me consuela nada. De echo me duele ver a gente que quiero hundirse en la misma mierda en la que yo voy a estar para rato.

Y no sé si es el 2013 como yo digo (en ese caso, la matanza acaba en un par de meses, luchen contra la marea con todas sus fuerzas parejas que conozco), la crisis de los 30 como dicen otros ( que encadena con la de los 40, los 50 y los 60, y así hasta que te mueres) o bien que cuando tú te 'divorcias' no ves más que divorciados, y cuando estás embarazada no ves más que barrigas. Este último argumento no me llega a convencer, porque cuando yo era inmensamente feliz junto a esa persona que tanto odio ahora, no veía felicidad por todos los lados.

Y muchos meses después, aquí sigo, con muy poquito camino recorrido y mucho más por recorrer. Perdida como un pavo el día de Navidad pero habiendo pasado yo creo, el punto más bajo, aunque no lo diré muy alto, porque cada vez que he pensado eso, algo ha pasado y he caído más bajo aún. Ahora lucho por no dejar que la Pelocha de Glasgow vuelva. Esa que tanto Noe como el Pimpollo conocían bien. Esa que sacaba el machete tan pronto percibía que fulanito tenía un interés más allá de la amistad. Es fácil entrar en ese circulo. Se llama supervivencia, supongo. Entras ahí por tu pie, y crees que todo está bajo control. El problema es que esto es como las drogas o una secta. Entrar es fácil, pero llega un momento en el que pierdes el control y no puedes salir de ahí. Y demasiado me costó salir de ahí, tiempo y esfuerzo. El problema es que veo, que por mucho que me empeñe, ese es justo la dirección hacia la que ando encaminada.

Como mi querida Morti me ha dicho unas cuantas veces....What does not kill you leaves a scar , y vaya que si la ha dejado....y mientras otros continúan su vida como si nada relevante hubiese cambiado. Qué felicidad tienen algunos. Será verdadera? Lo dudo.