La pegatina

En Navidades cuando fui a Pamplona, mi amiga A. me pasó un pendrive con música que ponen en el local en el que ella trabaja, para mantenerme en contacto con la música de los bares y saberme las canciones cuando voy a mi querida cucaracha. El caso es que de entre todas las canciones, me llamó la atención una que se llama ´Mari Carmen´ de un grupo llamado ´La pegatina´ y que yo no había oído en mi vida. Me encantó. Y tantas veces la repetí en casa que un día sorprendí al tulipán tarareandola. Esa y la de ´todos los días sale el sol´ de Bongo Botrako, que también la canta (he creado un monstruo). Para los que no conozcais a Mari Carmen, os dejo el video:




Tiene gracia eh!?

El caso es que el jueves tenía mi tandem con la chica holandesa, y me comentó que iba a un concierto el sábado de una banda española llamada ´La pegatina´ Me costó un minuto reaccionar y recordar de qué conocía yo a la banda esa.

Tuliiiiii, tuliiiiii, que los de Mari Carmen tocan el sábado en Tívoliiiiiiiiiiii, vamos, no??? Y como el Tuli y yo no hemos ido nunca a un concierto, me concedió el deseo. Total, son 16 euros por cabeza por pasar un sábado ´diferente'

Cuando llegamos al Tívoli, que es la sala de conciertos/discoteca más popular de la ciudad, y ví que se habían vendido todas las entradas, flipé. Conforme íbamos por el pasillo que conduce a la sala ya me imaginaba yo la misma hasta la bandera de todos los españoles por holanda reunidos para recibir a la banda española, pero no, la sala estaba llena de Holandeses y Holandesas tarareando las canciones y brincando al ritmo de la música. Reconocí a un grupo de 3 españolas (por la estatura y color de pelo y piel) y una pareja (por la ropa)

El concierto fue genial. El grupo se las apañó para conquistar a un público que no habla español y que por tanto no entiende la letra. A lo Paquito chocolatero nos hicieron repetir coreografías con ellos y repetir palabras sueltas. Y si ya de por sí no habían caldeado el ambiente lo suficiente acabaron la mitad del grupo quitándose las camisetas y siguiendo el concierto como si estuviesen en el salón de su casa. Las babas de las chicas holandesas caían a raudales al ver los torsos de esos machos españoles con pelo en el pecho y que seguro apestaban a sudor (los pobres sudaban como cerdos, no me extraña con el ritmo que llevaban)

El momento estrella de la actuación yo creo que fue cuando el cantante paró la música y dijo, miren señores, tengo sed, así que mi compañero va a saltar encima de vosotros, y vosotros lo lleváis en volandas hasta la barra, al fondo del local, y luego lo traéis de vuelta con la cervecita. Dicho y echo, y aquí tenéis la prueba:




Señoras y señores, que la cerveza llegó al escenario casi sin perder una gota. Aún no me lo creo. Como os podéis imaginar, causaron sensación entre el público. Seguro que los tulipanes varones quieren intentar lo mismo con los colegas para impresionar a las tulipanas.

Lo dicho, 16 euros por una gran actuación, por una noche diferente, y por poner mis pies en Tívoli, el local más popular de Utrecht, por primera vez en casi 3 años en el país. Ya era hora.