Hoy
toca otro post de estos de los que son polémicos. Parece que me gusta el barro
y me gusta comentar en mi blog cosas que la gente no escribe públicamente (Facebook
no vale) desde puntos de vista poco convencionales. El tema del maltrato. Y
todo esto viene a cuento de la mujer asesinada por su marido en Asturias
recientemente. Leo comentarios en Facebook que me hierven la sangre. Comentarios
de mucha gente que está cómodamente sentada en el sofá de su casa y que jamás
ha vivido el tema de cerca. Señores, así es muy fácil juzgar, desde casita.
Pero a ver qué pasaría si de repente el tema te toca de cerca.
He leído
comentarios en muros de diversos amigos de Facebook acusaciones al vecino del
quinto que no llamó a la policía. He leído a gente escribir que si la mujer hoy
no está viva es porque el vecino no cogió el teléfono. Permitidme que os diga,
eso es una acusación muy grave. Bastante tiene ya el pobre hombre. Aquí el
único culpable es el asesino.
También
dicen que el pastelero nunca había maltratado a su mujer. Creo que esto también
se dice desde el desconocimiento. De gente que nunca ha estado cerca de una
mujer maltratada. Un tío no mata de repente a su pareja, así sin más (a menos
que no esté bien de la azotea). Uno no se convierte en maltratador de la noche
a la mañana. Lo que pasa es que el maltratador suele maltratar ‘en privado’ y
la víctima, muchas veces por vergüenza, no sólo no denuncia, sino que camufla
las agresiones.
Y yo no
estoy opinando desde la comodidad de mi sofá. Os cuento una historia personal:
Hace ya
años, en la época en la que el ayuntamiento me pagaba las clases de holandés,
conocí a una chica en clase. Poco a poco nos hicimos amigas. Y conforme nos íbamos
haciendo amigas, tanto yo como C. vimos claramente que D. era víctima de
maltrato, o bien físico o bien psicológico, no nos quedaba muy claro. D nos
contaba situaciones cotidianas con toda la normalidad del mundo, y a mí se me
caían las bragas literalmente. D no se daba cuenta de que lo que decía que
vivía no era normal. Eran pequeñas cosas, pero bastante fuertes. Casi me caigo
de la bicicleta cuando un día nos dijo, sin darle importancia al tema, que su
pareja le había dicho una noche algo del estilo, “sabes que te quiero mucho no?
Sabes que te quiero tanto que un día te voy a matar” Deberíamos haber ido ese
día a denunciar? Qué hubiese pasado si esa noche la mata? Somos nosotras
responsables también de ello?
Yo
hablé con un par de personas que han tratado de forma profesional con mujeres
maltratadas y el consejo que me dieron fue claro: No, no denuncies. La mayoría
de las mujeres no son conscientes de que las están maltratando. Si denuncias,
ella lo va a negar, se va a enfadar contigo y posiblemente cortara lazos
contigo, el maltratador la castigará más y posiblemente tú te vas a poner en
peligro también. Qué hacer entonces? Hablar con ella. Poco a poco y con tacto.
Cada vez que cuente algo que te pare el corazón hazle ver que eso no es normal.
Y al mismo tiempo mostrar disponibilidad absoluta en caso de que la maltratada
decida denunciar. Y es exactamente lo que hice/hicimos. Hacerla poco a poco ver
que su situación ni era normal ni era su culpa. Y hacerla entender que si se
decidía a acabar con todo, podía contar con nosotras para apoyarla
económicamente (esto es muy importante porque a veces el maltratador tiene el
control total sobre las cuentas familiares), logísticamente y emocionalmente.
En este caso además, D tenía dos niñas muy pequeñas.
La
situación de ‘hablar’ se alargó unos cuantos meses, y a mí se me ponían los
pelos como escarpias, porque no sabía si es que la situación de D iba a peor, o
es que ella se atrevía más a contar las cosas. A veces me daban ganas de
cogerla por el cuello y llevarla a comisaría yo misma. Hasta que un día, a las
4 o las 5 de la mañana sonó mi móvil. Era D. que, después de un episodio más
grave de lo normal, tuvo el valor de coger el teléfono y pedir ayuda. Os juro
que de nuevo me quedé helada al oírla al otro lado del teléfono pidiendo ayuda.
Me la imaginé medio muerta por el suelo o bien a ella o a las niñas. Porque
durante varios minutos ella no era capaz de hablar de forma coherente. A partir
de ahí, tanto C. como yo pusimos la maquinaria en marcha. D denunció, pusimos a
las niñas (y a la madre a salvo) y en poco más de 24 horas (por consejo de la
policía) las tres estaban fuera del país. Suena fácil, pero os aseguro que uno
pasa mucho estrés y angustia, y hasta que no salieron de Holanda nosotras no
respiramos. Siempre es posible que la maltratada dé marcha atrás…
Sin
contar con que el cabrón del maltratador, por supuesto, se presentó en mi casa
a amenazarme física y verbalmente, y a intentar presionarme para que le dijera
donde estaba su familia. Como muy gilipollas no ‘semos’ , tanto la madre como
las niñas no estaban en mi casa, sino en otro piso más seguro y que el maltratador
no conocía. Y como ya habíamos pensado en la posibilidad de que yo tuviese
visita sorpresa, alerté a los vecinos para que me avisaran si había alguien
rondando mi piso o si Veda hacía algo raro. Y yo ya había planeado pasar la
noche fuera de casa. Fui a casa a buscar cosas escoltada por el tulipán, y a lo
que el tipo este me abordó, yo tenía a Veda en un lado, y al tulipán al otro.
Los dos dispuestos a lanzarse encima suyo. Yo mantuve el tipo, pero nada más
irse el Cab*** me desmoroné, me dio un ataque de nervios y no era ni capaz de
andar. Llamamos a la policía, y como el peligro ya había pasado, ni siquiera
vinieron, simplemente añadieron una nota al expediente de D.
Habiendo
dicho esto, yo entiendo que esto no es una situación en la que meterse así a la
ligera. No todo el mundo es capaz de lidiar con algo así, y no todo el mundo
quiere meterse en algo así. Se les puede acusar de cobardes o de egoístas, pero
responsabilizarles de la muerte de una persona, no.
Por
otro lado, la gente tiene la idea de que las mujeres maltratadas son mujeres
con poca formación académica, con personalidades débiles, poco ‘listas’ , etc y
esto desde luego no es así. Hay muchas mujeres ‘normales’ que acaban metidas en
esta situación. Mujeres formadas, inteligentes, con personalidad…acaban hasta
el cuello porque como ya he dicho, el maltratador no se convierte en
maltratador de un día al otro, es un proceso largo en el que rompe la
autoestima de la víctima, la anula, y la hace depender de él para todo. Cómo
iba a atreverse mi amiga a huir si, a pesar de tener un trabajo, no tenía
dinero ni para coger un autobús prácticamente. Si ella misma no era consciente
de que estaba siendo maltratada, o no lo quería aceptar.
De
todos modos, doy gracias a aquella noche en el que él hizo algo que hizo que
ella reaccionase. Jamás en su vida va a olvidar esa noche pero, podría haber
sido peor. Podría estar muerta. O las niñas.
No doy
muchos datos por respeto a ella y porque seguramente, mucha gente de su entorno
no sabe nada. No quiero que nadie la identifique o se entere de esto a través
de mi Facebook. Pero esto demuestra que muchas víctimas no son visibles, y
muchos maltratadores tampoco. Todo el marrón sale a la luz el día en el que al
maltratador se le va la mano. Y ahí vienen los comentarios de ‘no sé qué ha
pasado, no lo sospechábamos, él era una bellísima persona, ella nunca dijo
nada, nunca le vimos marcas en la cara’ como si la cara fuese la única parte
que te pueden marcar. Como si la víctima fuese a ir gritando a los 4 vientos
que es una víctima de maltrato.
Que
conste que no me gusta remover esta mierda, y que me cuesta escribir sobre
ello, pero espero que con este post la gente reflexione un poco y se dé cuenta
de la diferencia entre lo que uno piensa que haría en una situación, y lo que
en realidad hace. Y juzgue menos a otros que actúan de una forma diferente a la
que uno piensa que haría en su lugar.
Totalmente de acuerdo contigo. Por motivos de trabajo me toca ver más de un caso de estos, y hay que andar con mucho tacto.
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