En Utrecht hay varios bares que se consideran españoles (o latinos) y que tienen mucha fama en la ciudad. Uno de ellos es el Café Maria. Una vez entras dentro entiendes de donde le viene el nombre…el bar está abarrotado de estatuillas de la virgen María. Y ya si te entran ganas de mear se te corta la meada nada más llegas a la puerta del baño y te encuentras el careto de la virgen pintado en la puerta de las chicas a tamaño gigante, o de San José en la puerta del de los chicos. Qué manía de mezclar religión con bares!!
El Café María está en Mariaplatz, por si a alguien le entra curiosidad. Puedes ir tanto a tomar una copa como a cenar tapas, y los jueves a partir de las 10 tienen salsa, así que se llena hasta la bandera de gente bailando. Ninguna de las dos veces que he ido me he topado con camareros españoles o hispanoparlantes, pero el menú sí está en español (y holandés)
El jueves estuve yo cenando allí con dos holandeses, dos colombianas y una pareja de españoles. La compañía hizo que la noche fuese estupenda a pesar de la comida y del sablazo….pagamos 30 euros cada uno por 12 tapas frías y 12 tapas calientes a compartir entre todos, y un par de cervezas por cabeza. Las tapas no las elegimos nosotros sino que las eligió el chef e iban en un menú. Si hubiésemos elegido escoger las tapas nosotros mismos, costaban entorno a 3.75 euros cada una por las frías, y más caras las calientes. Un atraco a mano armada. Lo más español que ví en esa mesa (aparte de mí y la pareja) fueron unas anchoas en vinagre de sabor decente, unas aceitunas y queso manchego, porque el jamón no era español ni de coña (sin contar con que se veía a trasluz de lo fino que era) y el chorizo tampoco. Las papas bravas eran bastante mediocres. Y otros platos no los había visto en la vida, y la otra pareja tampoco, así que pueden ser todo lo españoles que ellos digan….
Ya es la tercera o cuarta vez que me veo a mí misma comiendo en el extranjero en alguno de los famosísimos restaurantes españoles, y sinceramente, si eres español o has vivido en el país, y quieres disfrutar de la comida que vas a comer (y pagar) es mejor ir con la mente abierta, como si fueses a probar platos de otra nacionalidad, porque la comida en sí buena está (no tan buena como la de mamá claro) pero cualquier parecido con lo que tú conoces es pura casualidad….
Como ya he dicho, la velada estuvo muy bien gracias a la compañía, pero los españoles decidimos (o quizás lo decidí yo por todos) que la próxima vez cocinamos nosotros!