Hace unas
semanas, como regalo de cumpleaños, tuve el lujo de ir a cenar a un castillo,
cual princesa. El restaurante en cuestión se llama Kasteel Heemstede, y está en
Houten, muy cerquita de Utrecht. Para los amantes de la alta cocina, este es un
buen restaurante al que ir. A los que simplemente os apetece llevar a vuestra
pareja a cenar a un lugar especial y os podéis permitir un lujo de vez en
cuando, este es un buen sitio!
Por qué? El
restaurante es un castillo del siglo XVII . En 1987 se quemó y fue pasando de
mano en mano sin que nadie pudiese financiarlo. Al final lo compró una empresa
y en 2002 empezaron su renovación y se abrió el restaurante. Hasta donde yo sé,
el castillo no está abierto al público para visitar, solamente el Monumentendag
(día de los monumentos) , lo cual es una pena…porque seguro que es bonito de
ver.
El restaurante
este tiene una estrella Michelín. Para los que esto no os diga nada (como a
mí), una estrella Michelín significa que es un restaurante muy bueno en su
categoría, e implica que el restaurante no sólo es uno de los mejores de su
país, sino que es uno de los mejores del mundo. Según Wikipedia, hay 2.000
restaurantes con alguna estrella Michelín en el mundo.
Como yo no tengo
mucha experiencia en restaurantes “pichis” pensé que después de salir del
restaurante, íbamos a necesitar correr al Burrikín a llenar el estómago, por
eso de que los platos suelen ser bonitos pero tienen poco contenido….y yo con
los ojos no como. Pues no es el caso de Kasteel Heemstede. Cenamos un menú de 5
platos, todos muy bonitos y con nombres y descripciones muy enrevesadas.
Después de la explicación no sabes qué le han hecho a la pobre col que decora
el plato, pero suena doloroso. Y pones cara de entenderlo todo y de cenar todos
los días en sitios pijos, pero en realidad, no entiendes ni una palabra y te
sientes un poco Cenicienta. Pero, al terminar los 5 platos, para mi sorpresa,
íbamos tan llenos que no me comí los bombones que acompañaban el café. Para que
yo renuncie a chocolate, tengo que estar muy llena.
Hablando de
Cenicienta, el estar allí me hizo acordarme de toda esa gente, de procedencia
humilde, y que por lo que sea, acaban frecuentando este tipo de ambientes…y no
me dieron ninguna envidia, no me apetecería nada el tener que aprender
protocolo y sentirme observada y juzgada cada vez que salgo de cena….
Y vosotros,
tenéis algún restaurante “especial” a recomendar?