martes, 12 de diciembre de 2017

Canguros perrunos

En los últimos meses, el tulipán y yo hemos hecho unas cuantas veces de canguros perrunos. lo que viene a ser tener al perro de alguien en casa por el fin de semana. En concreto, hemos cuidado de 3 perros distintos, de uno en uno claro, además de Kiva. Vamos, teniendo a Kiva + perro invitado. Y tengo que decir que eso de cuidar al perro de alguien te abre los ojos un montón.

Nos hemos dado cuenta de somos muy exigentes. Y creo que, como una amiga me dijo hace unos días, es culpa mía, el tulipán ha adoptado mi nivel de exigencia perruna y lo ha hecho suyo. Y de la misma manera que nosotros tenemos un nivel, el resto de dueños de perro tiene el suyo. Hay cosas que para nosotros son imprescindibles, y hemos educado a Kiva en esas cosas, pero para otros dueños, esas cosas imprescindibles para nosotros, pueden no serlo para ellos.

Por ejemplo, para mí es imprescindible que Kiva ande por la calle como una señorita. Eso de ver a perros arrastrando a sus dueños me saca de quicio. Entiendo que este tema en algunos perros es difícil (tengo un par de amigas trabajando duro para que su perro no estire y no hay manera), pero es que el 90% de perros que veo por la calle van paseando a sus dueños!! Y dudo mucho que todos ellos sean casos imposibles, más bien a los dueños no les molesta ir arrastras, o no le ponen remedio.

Otro ejemplo del que nos hemos dado cuenta este fin de semana, es del lujo que tenemos pudiendo llevar a Kiva suelta y saber que nada más la llamas, vuelve a tí, sin peros, sin esperas, sin excepciones. Este es un lujo que muy pocos dueños tienen, y que ha llevado mucho training.

En casa tenemos una serie de normas y rutinas que parece que a veces me olvido de que no vienen de fábrica, sino que son fruto del trabajo. Como puede ser que Kiva se sienta y espera pacientemente a que le de la orden de entrar o salir de casa, o cuando le pongo el plato de la comida (y se come todo sin rechistar), sabe que dentro de casa una se comporta como una perra educada, nada de robar cosas, saltar por encima del mueble o ponerse a correr. En casa una se está tranquilita o en la camita o en la jaula, para hacer el bruto está el jardín o la calle. Podemos irnos de casa, dejarla en su jaula, y no se la oye. Apenas ladra en casa durante el día, y por la noche ni se le pasa por la cabezota hacerlo.

Sí, llevo dos años quejándome de los ladridos de Kiva al cruzarnos con otros perros, y no siempre me doy cuenta de que tengo en casa una bendita. Tiene sus problemas, sí, pero es una perra excepcional (gracias a las horas invertidas, claro)

A cambio, otra gente tiene perros que pueden llevar sin problemas allá donde van. A bares, restaurantes, a casa de gente, a un picnic....yo aún no, esas cosas son demasiado para mi orejas, pero no por educación o porque no sea buena, sino porque se estresa mucho la pobre....y me estresa a mí, y ya tenemos el lío montado!

Toda esta experiencia cuidando perros nos ha servido no sólo para apreciar a Kiva, sino para juzgar correctamente a nuestro último invitado, del cual, hablaré en otro momento. Pero vaya, sin esa experiencia previa, no hubiesemos sido justos con él.

Pues eso, apreciemos lo que tenemos en vez de quejarnos de lo que no tenemos.

Y sí, si tu perro te arrastra por la calle, y no te conozco de nada, te voy a mirar mal.

2 comentarios:

  1. "apreciemos lo que tenemos en vez de quejarnos de lo que no tenemos". Esto aplica a todas las facetas de nuestra vida, pero es algo de lo que todos, en algún momento pecamos: envidiar lo que tiene el otro sin valorar lo que tenemos nosotros y posiblemente ellos envidien. No siempre la hierba del vecino es más verde.

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  2. Buenos días

    Dentro de mi supina ignorancia en lo tocante al mundo perruno, entiendo que has invertido un considerable esfuerzo, tiempo y recursos en educar a tu perra, y eso al final redunda en unos resultados que aquellos que no lo han hecho, pues tienen lo que tienen.

    Te deseo buena suerte con tu perra...

    Antxon.

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