viernes, 30 de septiembre de 2016

El asiento en el tren

Una de las cosas que tiene el viajar en el tren/bus/tram es que tienes tiempo para observar a la gente alrededor tuyo y la imaginación vuela. Todo eso si no os pasa como a mí últimamente, que es poner mis posaderas en el asiento y ya estoy roque...

Ya os dije en otro post hace tiempo que soy muy rutinaria con las cosas que pasan todos los días, por tanto os podéis suponer que cojo el tren siempre a la misma hora exactamente, tanto a la ida como a la vuelta. A la ida somos cuatro gatos en el tren porque la gente normal sigue metida en su cama. La cosa es que, a esas horas, observando a la gente, me doy cuenta de que no soy la única rutinaria. Fuera aparte de que siempre estamos los mismos en el andén esperando el mismo tren, parece que muchos nos metemos siempre en el mismo vagón y nos sentamos en el mismo asiento. Parece de cachondeo pero es verdad. Si me dieran una carpeta con fotos de la gente que coge el tren a esas horas, y un mapa de mi vagón, sería capaz de separar en un montón a todos los que se sientan en mi vagón, y si me dais un mapa con los asientos, os pongo a las fotos donde correspondan, con muy poco margen de error.

Además, como somos tan pocos, cuando alguien falta, se nota. Llega un momento en que sabes (si te fijas) si alguien trabaja 5 días a la semana o 4 (o por lo menos en ese horario), si falta unas semanas sabes si ha estado de vacaciones en la playa (si está morenit@) o si es que ha estado enferm@ (y aún tiene algo de mala cara, o tose) Tambien por la forma de vestir o algun otro detalle sabes qué tipo de trabajo tiene. Hasta en qué empresa trabaja!

Los hay que aprovechan el rato para dormir (yo! yo! yo!), los que leen la prensa, las dos cotorras que no se callan ni bajo de agua (menos mal que sólo coinciden una vez por semana), la que se prepara el desayuno en el tren (un litro de yogurt con un par de piezas peladas y troceadas in situ, y un sandwicht). Nadie disfruta de las vistas por la ventana porque es de noche y no se ve nada. Y gracias a dios no tenemos tampoco en este vagón a ninguna transformer. Definición de transformer para mí es la chica que se te sienta delante todos los días, con el pelo mojado y atado en un moño en lo alto de la cabeza, legañas y cara de dormir poco. Te quedas dormido, y a lo que despiertas se ha transformado en una chica guapa con el pelo suelto y bien puesto y bien maquillada. La transformación ha durado lo que duró tu siesta. Las hay que hasta se retocan la laca de las uñas, o sacan el desodorante del bolso para perfumarse el alerón.

La vuelta a Utrecht es igualmente entretenida. El tren va mucho más lleno, así que los habituales se diluyen con los no habituales. También es más difícil (por no decir imposible) que todos nos sentemos en el mismo sitio.

Y vosotros, en qué os fijáis?

3 comentarios:

  1. Yo conduzco al trabajo. Es un trayecto de diez minutos y me fijo en la gente que me cruzo siempre en los mismos sitios a la misma hora. A tal altura el tío del Este, con mochila y a menudo fumando, al que viene a recoger un coche plateado. Un poco más adelante un tío en la treintena con un perro negro que se nota que va dormidísimo, el pobre (Suele ser sobre las 6:37 de la mañana cuando me los cruzo). Medio kilómetro más allá, un chico rubio ENORME en la treintena, que viene por la acera en sentido contrario al mío. Unos cuatrocientos metros más allá, en la rotonda dos hombres y una mujer a los que recoge un coche oscuro. Luego distintos ciclistas... Me llama la atención uno que lleva la mochila envuelta en un chaleco reflectante y me cabrea otro que va vestido siempre de oscuro, con una linternilla en la cabeza ¡A las 6:38 - 6:39 es aún de noche! Menos mal que en ese tramo hay acera y no va por la carretera.

    Siempre voy con los minutos contados, siempre encima de la hora, como dice mi madre. Pero se ve que los demás también y si no me encuentro a alguno donde normalmente están ya veo que voy algo tarde. "Písale, Arabella, que el tío este ya no está, ya han pasado a por él. ¡Vas tarde!" O a veces, en muy contadas ocasiones, que consigo despegarme de las sábanas cinco minutos antes, me siento muy orgullosa cuando no me encuentro a los habituales, o me los encuentro a otra altura. "Jeje. Hoy te llevo ventaja"

    A menudo también me pregunto si, tal y como yo hago con ellos, ellos también controlan cómo van de tiempo en función de si ha pasado ya o no el Citröen europeo. :-)

    A la vuelta no me fijo en nadie porque está petado de tráfico. ¡Es una gozada conducir cuando todavía no hay nadie! Tener la carretera para ti sola mientras "estrenas el día". Y más gozada todavía terminar tan pronto por la tarde (para eso has empezado tan temprano) Me gusta mi horario.

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  2. Me pase once años yendo y viniendo de Arnhem a La Haya una vez a la semana y como tu dices me conocia las costumbres y manias de muchos pasajeros.
    Entre las principales manías de casi todos los pasajeros y por este orden era y sigue siendo,la de poner un bolso a su lado para evitar que nadie se siente junto a ellos.La otra manía,es sentarse en la dirección que va el tren y no al revés.Eso lo hago yo también.
    A mi en el tren lo que menos aguanto,es ir sentado y tener otro pasajero en frente de mi todo el viaje.

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  3. El otro día, en Amsterdam, sin ir más lejos, me crucé con la misma persona, en diferentes puntos de la ciudad, un total de 6 veces...

    Hay cosas que me gustan de este lugar, pero una que no es lo de estar en una ciudad de un cierto tamaño y tener déjà-vus constantemente...

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